Hoy ha venido muerte y le ha dado una patada a mi cabeza.
Me dijo que era hora de partir y recordé el tiempo pasado. Mis ganas de
hundirme en la profundidad del mar, aguantar las ganas de respirar hasta
desfallecer. Hoy he pensado en la friolera de veces que mire al vacío y quise
tirarme; en las noches que deseaba asfixiarme entre el colchón y las sábanas.
Todas las mañanas en las que confié en que me pudriría bajo el sol.
Es tan solo mínima, la diferencia entre estar vivo o muerto;
unos muertos en vida otros viviendo aunque están muriendo. No tiene nada que
ver con estar encima o debajo del suelo. Es simplemente el paso entre un
corazón que late por algún motivo y uno que lo hace por pura rutina hasta que
se consuma el tiempo. No hay nada más oscuro que ser parte de la rutina del
propio mundo.